domingo, 27 de septiembre de 2015

en la gastronomía es quizás la única área donde se mantiene vivo el folklore

Hace un tiempo escribí respecto de que lo que nosotros llamamos folklore, como folklore propiamente tal no existe, puesto que lo que realmente hacemos los folkloristas es una representación. En esa oportunidad también señalé de que lo que se considera folklore el pueblo lo ha abandonado y en su lugar lo tomó la academia, por tanto si deseamos “aprender folklore”, ya no lo vamos a optener del pueblo, sino de la academia, ya que ésta está interesada en preservar esa cultura y no ya el pueblo, por tanto en otras palabras para aprender “folklore” hay que estudiarlo y no cómo era el folklore que se aprendía de generación en generación. También señalé el motivo por los cuales esto sucedió. Sin embargo a lo que me voy a referir en este momento es el hecho de que quizás la única o al menos una de las pocas actividades donde se conserva el folklore como folklore y no como una representación, es en la gastronomía. Prueba de ello es que cualquier fin de semana puede ir a una panadería y comprar empanadas, y en el verano comprar umitas y pastel de choclo, en muchos hogares se cocina charquicán, la cazuela y los porotos con rienda siempre están presentes. El ponche el pisco sowr aunque compartimos este brebaje con el perú. En fin, se conservan como folklore porque forman parte de nuestra cotidianidad, cosa que no ocurre con las otras artes. La conservación del folklore en la gastronomía en mi opinión puede deberse a lo siguiente: A diferencia de las otras artes o actividades, la gastronomía está en todos los hogares, dicho de otra manera, en un hogar siempre debe existir una persona que cocine, pues de lo contrario saldría demasiado caro comprar comida y no habría bolsillo que recista, quizás más adelante lleguemos a eso en que toda la comida se compre como está empezando a ocurrir en países desarrollado, pero bueno, eso lo dirá el tiempoo. Pero Hasta el momento y sobre todo en los hogares pobres siempre tiene que haber alguien que cocine. Frente a esta cituación, la forma más simple de enseñar es viendo como la otra persona, por ser, la mamá o la abuelita cocinan, o sea, así se enseña o se aprende el verdadero folklore. Cosa que actualmente con las otras artes o actividades no ocurre. Por ejemplo, antiguamente las mamás les contaban cuentos a los niños para que se durmieran en la noche, o en familia frente a la chimenea se contaban cuentos historias o relatos. Actualmente con el ritmo de vida, las mamás llegan cansadas de sus trabajos y no tienen tiempo para contarle un cuento a sus hijos, las chimeneas están prohibidas, las sobremesas no se dan mucho ya que cada cual almuerza a distinta hora ya sea por el trabajo o los estudios, o bien se pone la radio o el televisor. Un niño no se va a morir si no le cuentan cuentos para que se duerma y tampoco nadie se muere si no hay una sobremesa donde se cuenten historias relatos y cuentos. En cambio, si una persona se muere si no come. Por tanto, el conocimiento de la gastronomía es forzado de alguna manera. Si bien es cierto que en la gastronomía como en las otras actividades existe la academia y la comida de laboratorio como la gourmet, pero cómo en las otras actividades sólo los académicos aprenden de esa forma, en el caso de la gastronomía son los chef profesionales. Pero como necesariamente todas las personas debiesen saber algo de cocina, el folklore es la escuela popular. Por eso es que creo que en la única arte o actividad en que se mantiene el folklore es en la gastronomía, ya que en las otras actividades el aprender es voluntario y no necesario, dicho en otras palabras, una familia puede subsistir sin un músico, sin un pintor, sin un horador, sin un narrador de cuentos, pero no uede subsistir sin un cocinero. Por otra parte es que quizás la gastronomía sea el arte o actividad que involucra lo más íntimo de una persona. Por el ohido por la vista o por las manos pueden pasar cualquier cosa, en cambio no todo puede entrar o pasar por la voca, esto implica una relación de intimidad con la comida y que no ocure con otras actividades, la vista y el ohido son sentidos a distancia, no así la lengua que para sentir el alimento debe estar en contacto con él. Esto hace que las personas tengan deseos de comer cada cierto tiempo ciertas comidas, lo que comúnmente se llama antojos, esto con otras artes ocurre con menos frecuencia o hasta cierta cantidad de veces como las películas que después de verla tantas veces después ya no tiene sentido, quizás ocurra algo parecido con la música que cada cierto tiempo uno desea escuchar una canción, pero la variedad de música es mayor a la de comida, los artistas sacan temas nuevos entonces esa canción que te gusta escucharla cada cierto tiempo, es más fácil que sea reemplazada por otra, incluso que te guste más. En la gastronomía si bien es bien variado, pero la variedad es menos que la música ya que la variedad de plato se hacen de acuerdo de cosas comestibles que ya están determinadas, lo que varía son las mezclas, en la música siempre se están creando canciones y una canción puede reemplazarr a otra, pero como señalé ya que la gastronomía representa un poco lo más íntimo, difícimente una comida que te guste mucho la puedas reemplazar por otra, incluso en casos extremos, hay gente que le gustan ciertos latos más, cuando los prepara cierta persona. Así las cosas y de acuerdo a lo ya expresado es que or más que lleguen platos de otras partes,y es bueno que así sea ya que hay más variedad y crece la cultura, la gente ya sea por gusto o por que lo sabe preparar, va a seguir comiendo los platos folkloricos aunque lleguen nuevos platos. Ahí está la razón entonces por qué la gastronomía sigue formando parte del folklore y no así las otras actividades.

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