lunes, 26 de agosto de 2013

Infarto cardiaco: ¿Cómo evitar que el corazón se detenga?

15:36 Si llegas a sentir algún tipo de presión o dolor en la zona torácica (el que puede irradiarse incluso hacia el hombro, brazo izquierdo o espalda), acompañado de agotamiento, cansancio o mareos, debes consultar inmediatamente con un especialista, pues éstos son síntomas claves previos a un infarto al corazón. El corazón trabaja normalmente, mientras la sangre circule sin problemas por las arterias. Sin embargo, si éstas se estrechan, dificultarán su paso sobreexigiendo al corazón, generando trastornos y coágulos, y provocando la obstrucción de alguna arteria. De esta manera, se estará interrumpiendo el suministro de sangre a las fibras del músculo cardiaco, teniendo como consecuencia la muerte irreversible de estas. Un infarto de miocardio se produce cuando un coágulo de sangre tapa una arteria estrechada. Lo normal, es que no se produzca repentinamente, sino que esté antecedido por una arteriosclerosis o estrechamiento de los vasos coronarios durante un tiempo prolongado. La OMS calcula que 17.3 millones de personas mueren al año por infartos al miocardio o accidentes vasculares cerebrales, cifra no menor considerando que podría ser la población total de Chile. Por lo mismo, la prevención es muy importante y para ello, debemos educarnos. El mejor consejo de prevención es llevar una vida saludable, lo que implica una dieta balanceada, con bajo contenido de grasas, a fin de disminuir la probabilidad de formar placas de ateroma en los vasos sanguíneos; realizar ejercicio físico moderado y metódico (caminando 30 minutos diarios, subiendo escaleras o practicando algún deporte); no fumar, ya que el tabaco es altamente nocivo para la salud de las arterias y debe dejarse de lado; y por último, someterse permanentemente a controles médicos, los que detectarán a tiempo cualquier problema cardiovascular. Algunos consejos para cuidarse a través de la alimentación: Come menos Cerdo, cordero y carne con grasa. Aves con piel o fritas. Pescados fritos. Embutidos como la salchicha y los choricillos. Huevos fritos en aceites saturados o mantequilla. Cualquier tipo de leche entera. Quesos comunes y maduros. Postres y helados en general. Mayonesa corriente, queso crema, mantequilla, palmitos, y grasas trans. Vegetales fritos o preparados con mantequilla, queso o crema. Come más Carne magra de vacuno. Pollo sin piel. Pescados y mariscos. Porotos, garbanzos y lentejas. Nueces y semilla, como el sésamo y la linaza. Claras de huevo. Huevo cocido en agua. Leche descremada. Yogur con bajo nivel de grasa. Helados de agua o light. Aceites no saturados como los de oliva, canola y soya. Mayonesa de bajo contenido graso y aderezos especiales para ensaladas. Pan integral, pastas, arroz y cereales sin grasas. Vegetales frescos, sin salsa o grasa. Frutas frescas.

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